Recuerdo furtivo de mi época de alegría, de momentos superficiales, fríos que encerraban los sentimientos más oscuros y representativos del género humano.
La idea del poder, de la dominación de la guerra de todos contra todos, de los matices superfluos, del pacto irrespetuoso, de cumplidos falsos y realidades distantes.
Hoy es bicentenario, 200 años de historia, de luchas, de exterminios de ideas, de razas.
Ahora revive el espíritu día a día de la ausencia de esencia, de experiencia imposible, indeterminada e infranqueable, las habladurías, las causas y sus efectos desgarradores.
La muerte como compañera segundo a segundo, metiendo su cola, cuan Satanás en el infierno.