domingo, 17 de enero de 2010

Sin inspiración

Los cielos no me han ofrecido hoy su mas preciado tesoro, el decir sus palabras, el manifestar sus deseos, deseos oscuros, deseos suaves, deseos puros.

Me han encomendado, en esta tarea como su fiel servidor. He tenido suerte de desdichado, de ruín, de cobarde. Pero sobre todas las cosas de mensajero.

Como arcangel profeta, poeta de sentimientos, poeta de sueños, poeta de ilusiones.
Que el destino incierto y el futuro fatal se apiade de esta alma, vagando en pena y soledad.

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