La noche adormecida, espera el amanecer, tranquila y pasiva como quien espera la dulce maternidad, calma como mar muerto de hacer oleaje.
El sujeto brota, saliendo de su alcoba cuan demonio huye de las sombras, dulce templo perdido.
La espera se hace larga y tortuosa y fría. El cielo muestra su segunda cara (la albina), al norte abriéndose hasta el infinito y riendo de sus victimas ebrias de la noche.
La gente descendiendo de los trenes huye despavorida, como si la luz del día quemara sus almas, al igual que vampiro en el dia. Como yo sin ti.
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