martes, 29 de septiembre de 2009

Para mi reina (esperando deseoso por la carta)

Espero deseoso ese momento en el cual mis tristes ojos, lean esas palabras sabias llena de un poder inmaculado. A la Virgen Valentina, cumplidora de milagros, exorcista de penas, bienaventurada, pura y samaritana. Diosa del deseo, del placer, tu amor corre, como sangre en las venas, como manantial de besos, como un oasis en este desierto.
Tu carta es recibida como mi Biblia, como mi Coran, como mi Torah.
Mi carta de respuesta no es nada menos que un agradecimiento por tu bondad, por tus sentimientos, por una unión, que se concederá en años venideros.
Escuchando ese tema que tanto nos gusta, cada melodía, me recuerda a tu voz clara, dulce e infinita.

Dotada de virtudes, eres perfecta, como un ángel caído del cielo, con esa luz y brillo que solo un ser supremo podría dar.
Amo tus vergüenzas, tus soledades, tus miedos, tus risas, tus odios, tus gestos, tu figura, tu inteligencia, tu humor, tu esencia, tu ser absoluto, si es que el absoluto existe (no se compara contigo).

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